miércoles, 7 de julio de 2010

"La esperanza blanca" es...calé / Por Bocanegra

Triunfo en Sevilla
Oliva Soto con uno del Conde de la Maza



Por Bocanegra
Miércoles,7 de Julio de 2010
Y a Pamplona se va el matador Oliva Soto, a acogerse al capotillo de San Fermín. Este gitano de Camas ignorado en los despachos y que las pocas veces que ha toreado ha triunfado para nada, para seguir esperando a que el circuito se acuerde de él.

Este año ha sido uno de los triunfadores de Sevilla, lo que le ha servido para que el comandante Dorado lo llevara a Antequera a perfumar la serranía y, menos mal, que el gerente de la Casa de Misericordia, el hijo del irreptible Potra, es paisano y sabe de sus condiciones. Además el potrita no tiene complejos, respaldado por la independencia de una institución ajena al sistema.

Mucho se le critica por haber hecho una feria con muchos legionarios y pocos del inmemorial. Mejor para todos y para la fiesta, por lo menos veremos a los del Tercio enfrentarse a toros y con ganas, y ya veremos si a los de la flor de milicia, los consabidos, se los echan similares o medio similares, para continuar con el simulacro con el que aburren al personal por esas plazas vaciadas. Desde luego que en Iruña por sanfermín no se aburre nadie, pero sería por otras cosas.

Lo de Pamplona se conoce como la feria del toro, pero no para todos, como siempre.

Decía otro Soto, Rafael de Paula, -apoderando precisamente a Morante- que "el toreo de arte está huérfano" - ¡despues de mi naidie…!, estaría pensando -

Mira que si su tocayo de Camas le dejara por embustero. Porque además lo de
Oliva Soto es de verdad y no hace falta que empiece a clavar el mentón en el pecho ya en el coche de cuadrillas. Lo grácil de su toreo, su natural desparpajo, acompañan a los duendes de la inspiración sobre la firmeza y el valor muy superiores a los trazas de los artistas de su raza calé; sin tenerse por el eslabón perdido del toreo, ni otras cursilerías aplicadas a usuarios de sillas de salón de bodas para acompañar a animalitos que en nada se asemejan a los que salen en San Fermín, en la Feria del Toro, por dónde el eslabón seguirá perdido y no osará presentarse.

Buen sitio es Camas para que nazca un torero. Allí toreó por primera vez y a las 12 años Alfonso Oliva Soto, y de casta le viene al galgo. De muy niño sintió la tragedia del toreo en las lágrimas de su madre por la muerte de su tío Ramón Soto Vargas ante un novillo en la Real Maestranza sevillana, y algo le habrá llegado de sus abuelos que uno de ellos, Salomón Vargas, fue quien enseñó a manejar los trastos a Curro Romero, y el otro, el picador Alfonsillo que se empapó de Cagancho y Camino, a cuyas cuadrillas perteneció.

Los jandillas de Fuente Ymbro le esperan en Pamplona, y los aficionados sueñan con Oliva Soto, el arte hecho pureza, verde oliva, verde de la esperanza, verde que te quiero verde, bajo la luna gitana.

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