sábado, 29 de mayo de 2010

23ª de San Isidro en Madrid. Aragón la más famosa… / Por José Atº del Moral



Por José Antonio del Moral
Fotografías:(c)Dolores de Lara
Muy desigual corrida de Palha, remendada con dos toracos de El Torreón. De todo hubo, aunque gustó más al tendido que a los toreros. De estos, el único que se salvó de la quema fue Fernando Robleño que cuajó una faena al quinto, meritoria por hábil y valiente. Pero, sin duda, el momento más emotivo de la tarde fue el tercio de banderillas del cuarto. Al resbalar Carlos Casanova, fue cogido aparatosamente pero afortunadamente salió ileso y colocó dos pares muy expuestos a un toro reservón y que esperaba. Jesús Arruga no se quedó atrás y puso también otro gran par. Había que llegar hasta allí y asomarse al balcón. Mucho mérito: estos maños tienen redaños. Aragón la más famosa...

Madrid. Plaza de Toros de Las Ventas. Viernes 28 de mayo de 2010. Vigesimotercera de feria. Buen tiempo. Lleno. Cuatro toros de Palha (los dos primeros impresentables por anovillados) de escaso juego, salvo el tercero, bravo y encastado. Dos toros de El Torreón, muy serios y bravos, pero con poca fuerza. Jesús Millán (de grana y oro), silencio en ambos. Fernando Robleño (de blanco y oro con cabos negros), pitos. Una oreja. Francisco Javier Corpas (de rosa y oro), bronca. Un aviso y silencio. Manuel José Bernal picó bien al segundo. Miguel Martín banderilleó bien al sexto. Carlos Casanova y Jesús Arruga saludaron en el cuarto tras un segundo tercio heroico y expuesto.
Fco. Javier Corpas

Solo se lidiaron cuatro Palhas. Uno era serio, otro terciado y de poca plaza, y los dos restantes dos novilletes lamentables. El Siete no dijo ni pío. Se nota que el ganadero es amiguete. Si estos dos chotos los hubiera traído cualquier otro ganadero, lo condenan a galeras. Harto estoy de la doble vara de medir, según se trate de amigos o de enemigos. Y yo pregunto: Si aprobaron a esas dos raspas, ¿cómo serían los que desecharon?

Causó extrañeza que los remiendos fuesen de El Torreón, pero cuando se los vio salir del toril con esas perchas pavorosas se deshizo el misterio. Con ese armamento no podían ser destinados a las corridas de postín.

La corrida de Palha tuvo un toro bravo en el caballo y rajado en la muleta; y dos toros que se movieron pero sin clase y con la cara por arriba. El tercero sí fue verdaderamente bueno. Un animal bravo y encastado que tomó los engaños por abajo. Bravos fueron también los de El Torreón, pero su escasez de fuerzas les impidió romper completamente.

La tarde de Jesús Millán fue completamente anodina. Con un toro con la cara alta y otro que se quedaba muy corto, se esforzó por llevarlos largos y con limpieza, pero siempre muy despegado, rapidillo y sin asentarse. Además los mató a pellizcos. Nada.

Corpas no tiene mal concepto del toreo, pero está tan cortito de valor que no puede desarrollar dicho concepto. Con el Palha bravo no se decidió a bajar la mano ni a quedarse quieto. Se le fue el toro totalmente. El bajonazo con que lo asesinó fue ignominioso. Y el de El Torreón empezó defendiéndose por justo de fuerza, pero se vino arriba y acabó embistiendo bien. Cosa extrañísima, teniendo en cuenta que Corpas se perdió otra vez en indecisiones y mantazos. Corpas dio una imagen muy pobre. Claro que, toreando una vez al año, ya me contarán...

El público se puso de parte del segundo de la tarde de un modo totalmente injusto, pues embestía brusco, con la cara por las nubes y saliendo suelto de las suertes. El típico toro malón con movilidad que pone cachondos a los malos aficionados. Robleño estuvo profesional y bastante pulcro. Lo peor, el bajonazo.

De no ser por su escasa fuerza, el quinto hubiera sido un gran toro. Embistió alegre a los caballos y acudió con prontitud allá donde lo llamaron. Lo malo es que su poca fuerza le hacía defenderse y tener media arrancada. Robleño demostró tener un oficio mucho más asentado que la media de los toreros actuales. Y además, valor. Después de aguantar varias embestidas descompuestas, vio claro que el pitón potable era el derecho y que había que citar con la muleta retrasada para que el toro pasase sin defenderse y darlos de uno en uno para que no se quedase por debajo.

Decidido y buscando siempre el pitón contrario, sacó muchos derechazos limpios y de buen sabor, en una faena que siempre fue a más. Lástima de bajonazo, pero, eso sí: a ver quien era el guapo que pasaba derecho por esas guadañas. Tras petición minoritaria, el Usía otorgó una oreja. Mejor hubiera sido una buena vuelta al ruedo, pues la suerte suprema es esencial para cortar trofeos. Robleño demostró que es un torero cuajado que sabe torear. De los pocos que han cumplido bien en esta desdichada feria.


Carlos Casanova

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