miércoles, 3 de octubre de 2012

“DE LA CRISIS DEL PETRÓLEO A LA FINANCIERA”

Mamen Díaz

Informa Mamen Díaz / Fotografías: ©Dolores de Lara

 COLOQUIO CELEBRADO EN LA FUNDACIÓN WELLINGTON

Madrid.- El lunes 1 de Octubre, a las 20:00 horas, la Fundación Wellington, continuando con su ciclo de encuentros socio-culturales y políticos “Los Coloquios del Wellington”, organizó en los salones del Hotel que da nombre a la Fundación el coloquio “De la crisis del petróleo a la financiera”.

  Juan Iranzo parece decir algo que hizo soltar la carcajada de la ponencia

El acto congregó a numerosos invitados que siguieron con gran atención las interesantes intervenciones de los ponentes: Dña Edurne Uriarte, Catedrática de Ciencia Política, periodista y politóloga; D. Carmelo Encinas, periodista; y D. Juan E. Iranzo, Catedrático de Economía Aplicada y Decano del Colegio de Economistas de Madrid.

Con la habitual presentación y palabras de bienvenida de la Directora de la Fundación Dña. Silvia Gutiérrez, dieron comienzo las intervenciones.

Tomó la palabra la moderadora de la mesa, la periodista y presentadora de “El Diario de la Noche” de Telemadrid Dña. Ana Samboal, que introdujo el tema del coloquio: el análisis de los aspectos económicos, políticos e institucionales de la crisis, comparándola con las crisis anteriores, lo que nos puede servir para “sacar lecciones y no volver a cometer los mismos errores”.

Le pasó el turno a D. Juan E. Iranzo, que definió la crisis como “una respuesta inadecuada a un cambio estructural del mundo”. Esa respuesta inadecuada tiene dos constantes en las diferentes crisis españolas: el no reconocimiento de la crisis y la devaluación de la moneda. Esto fue lo que ocurrió en el año 1973 y en los años noventa. Ambas crisis empezaron por una súbita subida del precio del petróleo, que afectó al sector industrial español, ya que el no reconocimiento de la crisis impidió la subvención de la energía, cuyo consumo era uno de los pilares del desarrollo económico español. En los noventa la situación se agravó por el aumento del déficit público, la inflación y la limitación del crédito bancario. Y en ambas crisis la solución fue devaluar la moneda. Sin embrago, como explicó Iranzo, la crisis actual tiene un origen diferente, el sobre-endeudamiento de las empresas y las familias (de un 31%) y del país (92%), ya que el ahorro interno no fue suficiente entre 2000 y 2004. Esto nos llevó al endeudamiento exterior y al estrangulamiento financiero en 2007 por falta de crédito, y a la recesión en 2008 y en 2012. Una vez más, el no-reconocimiento de la crisis y la confianza en el apoyo exterior lleva al gobierno a “dilapidar el superávit presupuestario y generar déficit público”, que pasa de un 2 a un 11%, a lo que se suma la mayor tasa de desempleo de la historia del país. ¿Cómo salir de la crisis esta vez? Iranzo lo tiene claro: “la salida de la crisis no viene de la salida del euro ni de la devaluación de la moneda”, lo que aumentaría nuestra deuda exterior en un 20%, sino de tres pilares fundamentales: la consolidación fiscal; la reforma de las administraciones públicas y autonómicas; y las medidas encaminadas a reactivar la economía (aumentar la competitividad, el saneamiento financiero, la inversión en infraestructuras a corto plazo…). Según Iranzo, con las medidas del nuevo gobierno “hemos iniciado el buen camino, pero hay que acelerar el paso”.

A continuación, Dña. Edurne Uriarte expuso el tema desde la óptica institucional y política, hablando de “las reacciones sociales a las diferentes crisis” gracias a la comparación entre la de 1973 y la actual. Teniendo en cuenta la diferencia de ambos contextos históricos, la comparación entre ambas crisis se puede establecer señalando tres cambios significativos negativos y tres continuidades positivas en las reacciones sociales. El primer cambio negativo es la mala percepción social de la situación económica y política. Según el último barómetro del CIS, es la peor de la historia: un 90% de los españoles cree que la situación política es mala o muy mala, y un 68,6% lo opina de la situación política. Una percepción más pesimista que nunca, ya que en 1973 sólo un 12% de los españoles tenía esa mala percepción. El segundo cambio negativo es la percepción de la clase política, cuyo empeoramiento llega a máximos históricos. La última entrevista de Metroscopia señala que son los peor puntuados a la hora de valorar la confianza de los españoles en las instituciones: 2,6 puntos sobre 10. El último punto negativo es el surgir de nuevos grupos radicales y extremistas, como el 15-M o el 25-S, con elementos antisistema peligrosos para la política española. En cuanto a las evoluciones positivas desde 1973 hasta ahora, Uriarte explicó que se encuentran en la estabilidad en la participación política y la moderación en el voto; en la conflictividad social limitada, ya que, a pesar de los movimientos radicales, la reacción social es en general moderada frente a la crisis; y en la alta legitimidad de la democracia, que se mantiene muy alta en España a pesar de la crisis. Según Uriarte, la pregunta que cabría hacerse tras esta comparación es si en el presente y en el futuro nos quedaremos con las evoluciones negativas o con las positivas: “¿Responderemos democrática y moderadamente a la crisis, con sensatez? Yo diría que sí”.

Por su parte, D. Carmelo Encinas expuso una visión del asunto “desde la perspectiva periodística y de la vivencia ciudadana”. Según Encinas, la gran diferencia entre las tres crisis que ha vivido España se encuentra en la percepción de futuro que tiene la población, y en concreto la juventud. En 1973, “los jóvenes no tenían la percepción de ensombrecimiento del futuro”, entre otras cosas porque no había tanta riqueza. La juventud estaba ocupada en otras causas, como salir de la dictadura y establecer la democracia. Y sin embargo esta crisis pudo poner en peligro la transición. Pero, como explicó Encinas, hubo “más sentido común en el país del que se esperaba, así como políticos muy solventes”. En los años noventa España ya había experimentado el cambio, convirtiéndose en un país competitivo, con dinero entrando en el país y las aspiraciones de la clase media ampliándose. Y al llegar la crisis “no hubo percepción de una gran catástrofe demoledora”, explicó Encinas. “El precio de la vivienda bajó, pero seguía valiendo más de lo que nos había costado”. Ya en 2007, nos encontramos en una época de bonanza económica, con crédito al alcance de todos: el ideal de la clase media se amplia, cayendo en la cultura de “hacer muy ricos a muchos sin esfuerzo”, según Encinas, entrando en los círculos de la especulación y, en el caso de los ayuntamientos, de la corrupción. Con el reventón de Lehman Brothers, se vio que esta crisis era diferente: de dimensiones planetarias, y con España metida en la UE, un club “del que nos hemos beneficiado pero que ahora muestra sus problemas de funcionamiento, muy lento”. Así, explicó Encinas, la diferencia principal de esta crisis con las anteriores es que ahora el ciudadano tiene “un sentimiento de miedo e impotencia, porque no ve el final, no sabe cuándo acabará”.

AL FINALIZAR, JUAN IRANZO, SILVIA GUTIÉRREZ

Y LA MODERADORA DEL COLOQUIO, ANA SAMBOAL,

CON BEATRIZ D’ ORLEANS Y EL MARQUÉS DE GRIÑÓN

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