viernes, 7 de mayo de 2010

1ª de la feria de San Isidro en Madrid. Se ajustó al guión.

Curro Díaz con su orejita

1ª de la feria de San Isidro en Madrid. Se ajustó al guión

Por Domingo Delgado de la Cámara

07.05.2010
Uno de los encantos de las corridas de toros es que son imprevisibles. Casi nunca salen las cosas tal y como se espera. Sin embargo, la corrida de ayer en las Ventas resultó como todo el mundo presuponía. De los toros de Salvador Domecq se esperaba blandura y poca casta. Y así fue. De Bautista ventajismo y pico a destajo. Y así fue. De Gallo voluntad y encimismo. Y así fue. El único que podía salvar la tarde era Curro Díaz con su clase. Y, efectivamente, hizo lo poco torero que se vio ayer. Y cortó una oreja... La corrida, pues, se ajustó al guión.
Madrid. Plaza de Las Ventas. Jueves 6 de mayo de 2010. Primera de San Isidro. Buen tiempo. Casi lleno. Cinco toros de Salvador Domecq, muy desiguales de presencia, flojos y de poco juego, salvo el segundo, que fue bueno. Y, lidiado en sexto lugar, el sobrero de Navalrosal, un cinqueño enano que se dejó torear. Curro Díaz (verde botella y oro): Silencio y oreja. Juan Bautista (azul marino y oro): Silencio en los dos. Eduardo Gallo (verde hoja y oro) silencio. Aviso y silencio. Curro Robles saludó absurdamente tras banderillear sin brillo al quinto.

El único interés que tenía la corrida de ayer era Curro Díaz. A pesar de sus altibajos, es un torero de gran clase al que siempre es grato ver. Gallo y Bautista hace tiempo que han enseñado su techo y ya se les han ido sin torear muchos toros en plazas importantes. Por tanto, en Curro Díaz recaía el intríngulis de la tarde. Y estuvo bien. Y muy torero. La oreja de ayer le va a servir para subir un cartel puesto en entredicho tras su mala tarde en Sevilla.

Los toros de Salvador Domecq parecían comprados en un todo a cien. Una corrida barata y de muy desiguales hechuras que blandeó mucho y embistió muy poco. Pero hubo una excepción: el segundo de la tarde, que fue bravo en el caballo, noble y alegre en la muleta. Tuvo la desgracia de toparse con Juan Bautista, el rey del pico. Y conste que yo no soy un maniático del pico de la muleta y que la importancia que doy a este asunto es bastante secundaria. Pero es que lo de Juan Bautista es una pasada. Engancha descaradamente con la punta de la muleta mandando al toro en todos los viajes a Manuel Becerra. Imposible torear más despegado. Cabe un camión entre el toro y él. No dio un pase ceñido al buen segundo. Y si así estuvo con el toro bueno, imagínense como estuvo con el toro malo... El quinto era mirón y probaba en los inicios del muletazo. Bautista se vio desbordado por el toro hasta el punto de echar a correr. Nunca ha sido un torero de mis preferencias, pero al menos hasta ahora se tapaba con el oficio. Ahora ni eso. Con el quinto lo pasó francamente mal y perdió los papeles. Parece estar acabado. Lo único rescatable de la actuación de Bautista fue una buena media verónica en el toro de Curro Díaz.

Poco pudo hacer Eduardo Gallo con su primero, un toro que se defendió pegando muchos cabezazos por su poca fuerza. Lo mató bien, eso sí. El sexto fue un sobrero enano de Navalrosal que, a pesar de lo mucho que manseó en los inicios de la lidia, se dejó torear después. El concepto torero de Gallo es totalmente pedestre, bruto. En vez de llevar a los toros hasta el final, se los mete hacia el culo cortándoles el viaje. Él solito los frena y los resabia. Dio al toro un montón de mantazos y después se dio un arrimón que a nadie impresionó ni nadie agradeció. Con valor solo no basta. Además hay que saber torear.

El primero tenía que haber sido devuelto por lo flojo que era. Curro Díaz, a pesar de lo corto que se quedaba el toro, estuvo correcto con él y hasta dio una buena serie de naturales. Vio el buen pitón derecho del cuarto desde el primer capotazo. Estuvo pinturero con el capote y construyó una faena muy inteligente sobre la mano derecha, consciente de que por el izquierdo el toro embestía cruzado y era francamente malo. Tras dos series con la diestra más que aceptables, llegaron otras dos sensacionales. Curro toreó muy asentado, abandonado y acariciando la embestida con la mano muy baja. Cuando está a gusto, torea como los ángeles. En el aire de Ponce o José Fuentes, pero además con pellizco. Fueron dos series verticales y mandonas de gusto exquisito. Mató muy bien y cortó una oreja.

A muchos les supo a poco y decían que era una oreja barata. Yo discrepo por tres razones: En primer lugar, lo lidió muy bien; en segundo lugar, sacó todos los pases que tenía el toro, que no eran muchos. Y en tercer lugar, mató de una gran estocada, cosa nada sencilla por lo alto que era el toro y porque se quedó esperando con la cara arriba.
Con la cantidad de desgarramantas que van a pasar por la feria esta semana y con la cantidad de toros que se van a malgastar, ya verán ustedes como vamos a echar de menos la torería de Curro Díaz...

Fuente: www.detorosenlibertad.com


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