sábado, 28 de agosto de 2010

7ª DE BILBAO: ABURRIMIENTO Y DECEPCIÓN / Por José Atº del Moral

Morante, El Juli, y Manzanares

28.08.2010
7ª de las Corridas Generales en Bilbao. Aburrimiento y decepción

Tarde gris y desabrida sin buenos toros en una vulgar corrida de Zalduendo remendada con dos sobreros de Torrealta que tampoco dieron juego y menos tras el excesivo castigo que sufrieron en varas. Morante también toleró que le mataran a los titulares devueltos y, a la postre, para andar en plan tunante y haciendo que quería sin querer. Petardo pues del gran artista. El Juli, muy responsable, trabajó mucho y bien pero tampoco tuvo su mejor día. Y Manzanares, muy entregado y hasta inspirado aunque irresoluto, se tapó con su gran clase.

Por José Antonio del Moral

Bilbao. Plaza de Vista Alegre. Viernes 27 de agosto de 2010. Séptima de feria. Tarde progresivamente nublada y fresca con viento y más de tres cuartos de entrada.

Cuatro toros de Zalduendo, bien aunque desigualmente presentados Por devolución del primero, un sobrero de Torrealta, jabonero de bella estampa pero sin fuerza ni clase aunque manejable. Y por devolución de cuarto tras ser masacrado en varas pese a su flojera, otro sobrero de Torrealta, girón, alto, largo, sin cara y manso. De los de Zalduendo, el segundo resultó manejable, tardón y sin clase. El tercero, noblote pero informal y rajado a media faena. El más serio quinto, enclenque y deslucidísimo. Y el sexto, aunque pareció bravo y noble en los primeros tercios, no lo fue en la muleta.

Morante de la Puebla (amapola y oro): Estocada baja ladeada, silencio tras más pitos que palmas; corta trasera atravesada y descabello, bronca.

El Juli (añil y oro): Pinchazo, estocada muy caída y descabello, palmas con saludos; pinchazo y estoconazo, gran ovación.

José María Manzanares (tabaco y oro): Pinchazo y media tendida desprendida, aviso y ovación con salida al tercio; pinchazo, metisaca y gran estocada, palmas. Bien en palos, Juan José Trujillo, Luís Blázquez y Emilio Fernández hijo. El Niño de Leganés fue alcanzado tras poner un par de banderillas recibiendo un puntazo en la cara y una cornada en la axila.

Días de mucho, vísperas de nada o de casi nada. Cambió repentinamente el clima que nos traía asfixiados de calor y, en pocas horas, empezó a soplar el frío norte e incluso amenazó llover durante la lidia del tercer toro, mientras la tarde, se perdía irremisiblemente con un Morante desdichado y muy mal lidiador e inaguantable. Los ánimos apenas se levantaron con un muy trabajador y responsable Juli y con los ímprobos deseos de José María Manzanares que intentó taparse con su gran clase. Pero no rompió ningún toro ni vimos una sola faena digna de tal nombre aunque tanto el madrileño como el alicantino se empeñaron en conseguirlo un tanto baldíamente. Con mejor expresividad Manzanares y vastísimo El Juli que esta vez tuvo que enseñar demasiado los tirantes.

La mayor decepción llegó a cuenta del otra vez esperadísimo Morante de la Puebla. Espera que puede explicarse por lo mucho que todos hemos cantado sus tardes y hasta sus momentos de inspiración y de gloria. Sin embargo, no hay que hacerse grandes ilusiones porque por mucho que reconozcamos al de la Puebla como el artista con más valor y mejor técnica de los toreros de su corte que hayan existido en la historia, nunca será un gran lidiador ni un maestro del toreo. Por eso no me gustan estas malas tardes de Morante en las que se refugia en un cínico querer después de cargarse a sus toros en el caballo y ayer, no solo a las reses titulares de Zalduendo que fueron devueltas a los corrales, también a los sobreros de Torrealta que los reemplazaron. Cambios que, además, buscó Morante a cualquier costa para luego tampoco hacerles nada que mereciera la más mínima pena. Muy mal, pues, Morante que fue duramente abroncado tras matar al cuarto toro y con más saña al abandonar la plaza.

El Juli luchó denodadamente contra el mal estilo de sus dos toros y con mayor ahínco frente al quinto por ver si podía mejorar su pésima condición, pero fue imposible en una sucesión de muletazos tan pronto limpios como sucios y sin orden ni concierto. Viéndole en el fragor de la batalla, de no haber sido Julián López quien estaba allí, no lo habría reconocido casi nadie. Labor ciertamente efectiva pero estéticamente horrible. Los bilbaínos se lo agradecieron con sendas grandes ovaciones por ser vos quien sois.

Y Manzanares otro tanto aunque mejor tapado por como envolvió todo con su gran porte y sus exquisitas maneras que evidenció en su desigual faena al tercero, y en el valiente, variado y brillante recibo de capa al sexto toro, dos largas cambiadas de apertura incluidas. Un toro que luego engañó a todos durante una faena iniciada con grandes esperanzas demasiado pronto defraudadas.

EL QUITE DE DOMINGO

Los del valor a mandar y los del arte a acompañar

Como últimamente estoy muy decimonónico, hoy me viene al pelo una sentencia de Guerrita. Rafael Guerra sentenció: “Los del valor a mandar y los del arte a acompañar”. Un aforismo muy cierto. Los toreros artistas ilusionan al aficionado, de vez en cuando hacen algo digno de ser recordado. Pero los que tiran del carro y los que mantienen el pulso de la temporada, son los toreros que tienen valor, los capaces de estar bien con todos los toros y de cumplir todos los días, dejando al público satisfecho. Ayer en Bilbao se comprobó: ante una corrida muy descastada de Zalduendo, la lección torera que dio El Juli brilló muy por encima de las actuaciones de Morante y de Manzanares. Solo el torero muy valiente tiene la capacidad de hacer esfuerzos todos los días, con los toros buenos y con los toros malos, y de lucir la técnica necesaria para hacer faena a cualquier clase de astado. Y en esto está El Juli.

Quien manda en el toreo actualmente es El Juli. Podría decirse que El Juli manda en el toreo, que José Tomás es una anécdota brillante, que el mejor torero es Ponce, y que Morante juega en otra división...

La corrida de Zalduendo fue un asco. Y todos nos lo temíamos. Esta ganadería lleva dos años muy malos, llenos de decepciones en los principales cosos. No era aconsejable traer estos toros a la Feria de Bilbao. Sí: es cierto que la última vez que Zalduendo lidió en este coso, regaló una gran corrida. Pero eso fue en el año 2006. Después Zalduendo ha iniciado una cuesta abajo irrefrenable y se encuentra ahora en un pésimo momento. La de ayer fue una corrida dechado de invalidez y de poca raza. Los sobreros de Torrealta, por su parte, tampoco tuvieron buen nivel.

La presentación de la corrida dejó también mucho que desear. Se trataba de una auténtica escalera: un toro bastísimo, el cuarto; dos toros ni fu ni fa, y otros tres muy bonitos, pero más apropiados para una plaza de segunda que para la plaza de Bilbao. Fue El Juli quien salvó la tarde.

El Juli estuvo muy bien con su primero al que recibió con templadísimas verónicas, y al que luego toreó con su mando y su poderío característicos en series muy bien trazadas de muletazos por abajo. Tiene este torero tal poderío que domina lo que le echen, aunque ciertamente este toro no tenía mucho que dominar. Pero vemos a El Juli, una tarde sí y otra también, imponer el mismo toreo largo y mandón a toda clase de animales. El Juli los torea, los torea, los torea... con tal dominio que llega un momento en que el toro dimite. Faena, pues muy poderosa a su primero, llena de temple y mando, emborronada lamentablemente con la espada. Un pinchazo y un feo bajonazo privaron a El Juli de una muy merecida oreja.

Con el quinto también estuvo muy bien. Si el segundo fue el mejorcito de la corrida, el quinto era un toro muy desagradable. Debido a su poca fuerza se defendió mucho y dio muchos cabezazos. Pero a pesar de esta dificultad, El Juli asentó las zapatillas como si estuviera delante de un toro boyante, echó la muleta al hocico con la misma sinceridad de siempre, y consiguió, cosa dificilísima, sacar muchos muletazos templados y ligados, eso que el toro estuvo siempre defendiéndose.

Quizá la importancia de la faena del Juli a este quinto no llegó al tendido, pero fue una faena muy expuesta y de gran brillantez técnica porque el toro protestaba siempre y El Juli le dio todas las oportunidades para cogerlo. Mucha gente no se percató de la calidad de la faena precisamente por la sosería y la media arrancada del toro... Y también a este lo mató mal. Una lástima, porque había dado toda una lección. Y con El Juli comenzó y terminó la corrida.

Morante de la Puebla se presentó esta vez muy guapo, vestido con un bonito grana y oro. Cosa que se agradece, porque un primer espada no puede sacar los vestidos tan espantosos que Morante viene sacando de vez en cuando: esos vestidos de pasamanería blanca, más propios de un banderillero mejicano que de una primera figura. Ayer, pues, Morante llevaba un grana y oro precioso. Pero prácticamente lo único que hizo fue eso: lucir el vestido.

A su primero Morante le dio una bonita verónica, pero el toro se hundió y fue devuelto. Salió en su lugar un sobrero jabonero de Torrealta sin clase y que embestía siempre con la cara arriba. Algún natural aceptable logró, pero el bajonazo con que lo mató fue espantoso. El cuarto era un zambombo de Zalduendo descomunal. Toro feísimo, más propio de las capeas de Levante que de una plaza de primera. Resultó inválido y fue sustituido por otro Torrealta, manso y huido que no gustó a Morante. El toro llegó muy aplomado a la muleta y Morante decidió quitárselo de en medio sin contemplaciones. Recibió una bronca de la plaza bilbaína, cuyo público es muy amable y agradable, pero que no tolera (yo lo comprendo) que los toreros se inhiban. Sigue, pues Morante con la asignatura pendiente de Bilbao.

No me gustó nada José María Manzanares en su primero, un toro que se defendía por la poca fuerza. Manzanares está más pendiente de componer la figura que de llevar a los toros toreados. Y al no someterlo, hizo que alguna vez el toro diera cabezazos muy bruscos, de los que alguno pudo llegarle a la cara. Faena sin aplomo ni asentamiento: el toro fue siempre por donde le dio la gana mientras Manzanares, en lugar de intentar embarcarlo por abajo, se limitaba a componer la figura. En un momento dado el toro se rajó y entonces fue un desastre: muletazos por todos los terrenos de la plaza. El toro hacía lo que le venía en gana y Manzanares se limitaba a ir detrás del toro.

El sexto se paró completamente y no dio la menor opción. El público de Bilbao está con Manzanares, deslumbrado por su empaque, pero todavía no ha visto a este torero cuajar una faena auténticamente buena como las que le hemos visto en otras plazas. Habrá que seguir esperando.

Y otra tarde más las cuadrillas han rayado a muy buen nivel. Curro Javier, Emilio Fernández, Juan José Trujillo, Niño de Leganés (jugándose la cara), pusieron muy buenos pares de banderillas. Y es que los subalternos de las figuras son los mejores.


Julián López El Juli

Morante de la Puebla Fue a Bilbao....a descansar

Fotografías: Burladero.com

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