lunes, 30 de agosto de 2010

MANOLETE CAMINO DE LA GLORIA EN LINARES


MANOLETE 63 ANIVERSARIO


El miércoles 27 de agosto de 1947, en las primeras horas de la noche viaja Manolete a Linares.


Va en su coche, el Buick azul matrícula M-75.545, acompañándole su apoderado, don José Flores, don Antonio Bellón, amigo del Monstruo, y su mozo de espadas Guillermo. Sabemos de primera mano cómo se realizó el viaje gracias a la pluma de don Antonio que escribió:



...”El viaje hacia su muerte gloriosa lo hizo Manolete desde Madrid, pálido, preocupado, con su fiel mozo de espadas Guillermo –el visitante diario a su tumba- al volante, y en el asiento de atrás Camará preocupado, y yo cronista taurino de “Pueblo”, que procuré distraer con mi charla a los viajeros. Cenamos en Manzanares. Durante la comida planteé el siempre eterno tema de la rivalidad entre Joselito y Belmonte. Camará, entusiasta de su padrino de alternativa, Joselito “El Gallo”, replicaba a mi belmontismo. Manolete ironizaba. Terminó la cena, satírico Camará y diplomático el cronista. Manolete se puso al volante; atrás, pronto se durmieron Camará y Guillermo.


En aquél último viaje, Manolete, -Manzanares en el kilómetro 173, Linares a más de 300- me habló de sus amarguras y contrariadas ilusiones. Su plan era terminar la temporada y, pese a todo, casarse.


Terminar como torero, dándolo todo, solo o en conveniente competencia y buscar su íntima felicidad que oscura, y tormentosa se le ofrecía.


Llegamos a Linares. Al pasar junto al hospital donde moriría, en la noche del siguiente día, recordó que anterior feria, su coche atropelló a una chiquilla a la que llevó, abrazada a él a que la curasen sus lesiones dolorosas en el hospital. No se olvidó de aquél cariñoso ir abrazado a la muchachilla, Manolete, el soñador de paternidades tranquilas.


El hotel Cervantes. Saludos, abrazos. El cariño diplomático, del clan de amigos de Luís Miguel. Manolete con sueño, demacrado, molesto de prisas intestinales. Al fin el silencio y Manolete en su último sueño. Apartado mañanero de la miurada, que estuvo destinada, y perfilada para Murcia. Dominguín padre, sapiente, hábil, cordial con Camará. “Gracias Pepe por estar Miguel en esta corrida”. “Van a estar en más Domingo”. Y los dos hombres fuertes y duros del toreo miran y remiran a “Islero” y sus hermanos, Camará habla, indica, sugiere en el apartado. Dominguín calla y otorga. Dos sabios poderosos de los intereses difíciles por dentro del toreo y taurinismo. Ya estaba hecho el sorteo. “Islero” - ¡ay, dicen que no hay quinto malo- saldrá el penúltimo.


Manolete, aliviado de sus retortijones, recibe entusiastas visitas. Los de Dominguín le desean suerte. Los fieles Chimo y Guillermo, le visten de rosa y oro. El firme pulso de Manolete enciende la mariposa, que parpadea ante las protectoras; reza fervoroso, y ordena de vuelta a lo mundano, que al volver de la corrida se le tenga preparada una conferencia con un balneario granadino donde está la que, en días, será su esposa. Y... ¡a la plaza!



El crítico Bellón se refiere al sorteo. Por las declaraciones hechas por don José Flores, “Camará”, al periodista Tico Medina en el programa de TVE, “Así fue”, emitido en 1973, nos aclara, don José, los enigmas y equivocaciones que para muchos aficionados todavía existen en cuanto al cambio de toros y otras.



- Don José Flores, “Camará”, como apoderado de Manolete entonces, me quiere usted decir que prometió no volver a Linares desde el día en que murió Manolete.


- Prometerlo no lo prometí. Lo que he hecho es no ir.


- Usted estaba en el cuarto aquél día en se vistió Manolete ¿no es cierto?


- Si, señor.


- Aproximadamente, que usted recuerde, ¿cuantas personas había en la habitación?


- Pues que yo recuerde estaba su cuñado Rafael Torres, estaba Álvaro Domecq, estaba Manuel Sánchez Dalp, estaba Jerónimo García, estaba Antonio Ortiz, un muchacho amigo suyo de Córdoba y varios más.


- Don José, ¿notó usted algo raro a la hora de vestirse el torero?


- No, nada.


- ¿No había ningún presentimiento?


- No, que yo notara nada. Estaba tan tranquilo como siempre.


- Usted volvió y habló con Manolete y le contó que había estado en el sorteo ¿no es así?


- Si, si, si.


- ¿Qué pasó en el sorteo ?


- Pues verás, Tico, en el sorteo pasó lo siguiente: la corrida de toros era una de las llamadas terciadas y a él le tocó un toro chico y un toro mayor, que fue el mayor de la corrida que fue “Islero” y entonces yo cambié el toro chico se lo cambié a Gitanillo por uno mayor que fue el primero que mató.


- O sea que no fue en ningún caso el toro “Islero” el que usted cambió.


- No, no, de ninguna manera, ese le tocó a él en su primera hora y lo mató.


- Don José, dígame una cosa que yo quiero saber, ¿el toro estaba afeitado?


- Afeitado no estaba el toro, te lo puedo pero jurar, que no estaba el toro afeitado. Manolete ha sido de los toreros que, desde su época para acá, ha sido el que menos toros afeitados a toreado, porque tenía la manía de que los toros afeitados le punteaban la muleta.


- ¿Cuánto cobró Manolete aquella tarde?


- Doscientas mil pesetas.


- ¿Era mucho o era poco?


- Hombre, para aquella época era mucho.



Don José Flores, relata los hechos tal como sucedieron y queda claro que el toro “Islero” ni estaba afeitado ni fue cambiado. Le tocó en suerte.


Otros de los testigos de aquella corrida fue Luís Miguel Dominguín. Cuenta a Tico Medina, en relación con el ambiente previo de este corrida, lo siguiente:



- Luis Miguel, ¿notaste algo especial en Manolete aquella tarde?


- Yo al cabo del tiempo lo que creo es que, si me lo preguntan antes hubiera dicho que no, pero después de la cornada pienso que este hombre quería morirse. Fue muy extraño. Estábamos en un pequeño hotel, muy pequeñito. No me acuerdo como se llamaba, creo que el hotel Cervantes o algo así ¿no?


Yo estaba en una habitación cerca del único baño que había en nuestro piso y él tenía que pasar por la habitación para ir al baño. Pasó, normalmente, como cualquiera puede pasar en estos momentos y entonces, al volver, entró en la habitación donde estaban una buena cantidad de sus “titulares partidarios”. Me pareció, después; después, te digo, no antes, que había notado un rictus de amargura, de desesperación, no sé, en fin, muy lógico dentro del tipo de vida que nosotros tenemos. Que se siente uno un poco molesto cuando una serie de seguidores de hace mucho tiempo y de pronto te sientes un poco como traicionado, como si dijéramos, engañado porque estén tus partidarios con otro. No quiero decir con esto nada, en fin, no quiero decir con esto nada para molestarlos a ellos, que ellos saben muy bien quienes eran. Lo que si quiero decir es que este hombre estaba un poquito desesperado. Estaba un poco fuera de ambiente y dijo: “que ganas tengo de terminar, que ganas tengo de que acabe la temporada”. Dijo algo más que me hacía hasta gracia y se lo dije: “Pero, Manolo, pero por Dios, si la temporada está muy cerca” con esa ingenuidad propia de la juventud. Me dijo: “Ya llegarás a notarlo”. Yo creía que aquello no podía llegar. Y la verdad, es que también ha llegado para mí.”



Ese era el aire que se respiraba y que testigos de la tragedia captaron ese día antes de la celebración de la corrida.


Manolete, vestido de rosa palo y oro, está a las 17,25 horas del día 28 de agosto de 1947, en la puerta de cuadrillas para hacer su último paseíllo.


Antes de salir, se hace una foto con el cabo de la entonces Policía Armada, Juan Sánchez, amigo suyo, y que luego tendría un protagonismo importante a la hora de las transfusiones de sangre después de la cogida.


El periodista Tico Medina le preguntó al cabo:



- Dígame usted una cosa, Sr. Sánchez, ¿Cómo le encontró aquél día?


- Perfectamente y hasta optimista.


- ¿Incluso sonreía?


- Si señor.



A las 17,30 en punto hace sale al ruedo Manolete y hace el paseíllo en el lado izquierdo, visto desde la Presidencia, en el centro Luís Miguel Dominguín y en el lado derecho, Gitanillo de Triana.


Don Antonio Bellón, crítico taurino y amigo de Manolete nos relata en 1973:



“Me llamo Antonio Bellón y soy redactor y crítico taurino, ahora en este mismo sitio donde vi la corrida puedo recordar algunos detalles de ella.


La corrida era de Miura y no salió lo que llaman los toreros agradable.


Gitanillo de Triana, en el primer toro, estuvo bien, pero sin pena ni gloria.


Manolete, al que al salir le habían chillado bastante porque no había toreado en Córdoba principalmente y luego después le hicieron saludar desde aquí, desde el tercio. Manolete en el primero pues, lo que llaman también técnicamente mató al toro.


Luís Miguel Dominguín, con el público a favor, además que estuvo bien, cortó una oreja.


En el cuarto toro volvió Gitanillo de Triana volvió a estar, lo que se llama bien, sin ninguna cosa destacada.


Y ya salió “Islero” y Manolete salió desde su burladero y salió con verdaderas ganas y toreó de capa muy bien y el público empezó a entregársele. Y después a la hora de la faena de muleta toreó hacía la puerta de cuadrillas que era donde había el núcleo que más le chillaba; dio unos naturales como daba a todos los toros, dio sus redondos y ya cuando la faena estaba para terminarse y el público cesaba de pitar, quiso adornarse por los toriles tocando el pitón al toro, lo que no hacía frecuentemente porque no era lo suyo y ya para terminar la faena se fue a la puerta de cuadrillas y dio las clásicas manoletinas suyas con el pecho dándoselo a los pitones, un adorno pero un pase en el caso de Manolete. Y después salió un poquito hacia fuera y ya entró a matar y fue cuando el momento de la tremenda desgracia que nos privó de aquél gran torero.”



La prensa gaditana en la “Hoja del lunes”, de fecha 29 de agosto de 1947, informaba de la corrida:



“Manolete” ha sufrido una gravísima cogida en Linares. Fue empitonado por su segundo toro al que mató de manera soberbia. Durante la noche se le aplicaron tres transfusiones de sangre.



LINARES, 28.- Primera de feria. Gran expectación por la presentación de Manolete y Luis Miguel Dominguín. En los tendidos se encuentran aficionados de toda España. Lleno imponente. Se lidian seis toros de don Eduardo Miura para Gitanillo de Triana, Manolete y Luís Miguel Dominguín.



Primero.- Tres verónicas superiores de Gitanillo de Triana (Palmas). Quite superior de Gitanillo terminando con media verónica muy ceñida. (Ovación). Manolete y Luís Miguel quitan superiormente. (Ovación). Gitanillo de Triana brinda al público y empieza con tres pases por alto, dos por bajo, tres naturales y el de pecho. Sigue valiente y da un molinete bueno, más pases para una gran estocada. (Ovación y petición de oreja).


Segundo.- Cuatro verónicas imponentes de Manolete. (Gran ovación). Brinda al público y da tres pases colosales por bajo. Tres naturales en la misma cabeza del toro. Sigue temerario. Da un pinchazo bueno y estocada. (Ovación, petición de oreja y salida).


Tercero.- Cuatro verónicas y media buenas de Luís Miguel. Quite precioso del mismo y termina con una revolera (Ovación). Brinda al público y da tres estatuarios colosales, cuatro naturales inmensos, otros seis ligados con el de pecho muy ceñido. (Música y el delirio). Más naturales que entusiasman. Pases de rodilla. Dos pinchazos y descabello. (Gran ovación, oreja, vuelta y salida).


Cuarto.- Gitanillo lo recibe con cuatro verónicas. Empieza con tres pases de tanteo por bajo, dos derechazos, un natural, tres pases más por bajo y sufre un desarme. Estocada. (Palmas).


Quinto.- Manolete lo recibe con tres verónicas superiores. Da cinco naturales imponentes y desafía al bicho en los mismos pitones. Otra serie de naturales inmensos, molinetes y de rodilla. El delirio. Caen prendas de vestir. Cuatro manoletinas inmensas, pases por alto colosales y sigue con otros diversos para una estocada inmensa en la que sale prendido y derribado. En brazos de las asistencias es trasladado rápidamente a la enfermería, al parecer, con una cornada pues lleva la ingle llena de sangre. A la enfermería le llevan las dos orejas y el rabo que le han sido concedidos.


Sexto.- Luís Miguel empieza con tres pases por bajo y sigue con tres naturales superiores, otros seis naturales y el de pecho. Media estocada superior y descabello. (Ovación y petición de oreja).CIFRA.


MADRID 28.- A las diez menos cuarto de la noche salió con dirección a Linares, en automóvil, el Dr. Jiménez Guinea, llamado desde allí para que asista a Manolete. Va acompañado de su practicante. Inmediatamente de recibir la noticia el Dr. Jiménez Guinea dispuso que le fuera preparado un millón de unidades de penicilina y suero. Al conocer el parte facultativo dado por el Dr. Garrido, el doctor Jiménez Guinea manifestó que la cogida era de iguales características que la que sufrió Pepín Martín Vázquez recientemente en Valdepeñas; y que lo que le preocupaba más era el shock traumático.


Añadió el Dr. Jiménez Guinea que una vez reconocido el diestro se podrá decidir si ha de ser trasladado con urgencia a Madrid o seguir hospitalizado en Linares. CIFRA.


DOS NUEVAS TRANSFUSIONES.- PARECE ACENTUARSE LA GRAVEDAD DEL DIESTRO.


JAÉN 28.- En el coche de Manolete ha llegado a esta capital el doctor Salas quien ha recogido equipos de transfusión sanguínea que han sido llevados urgentemente a Linares. Las últimas noticias recibidas dan cuenta de que ha procedido a una nueva operación complementaria por haberse abierto algunos vasos, operación que se realiza sobre las once y media de la noche para cerrar dichos vasos por completo.


Ante la pérdida de sangre que ha tenido el diestro, se han hecho dos nuevas transfusiones. La donación de la sangre la ha hecho el novillero Pablo González “Parrao”. En la nueva operación han intervenido los doctores de Linares, Garrido, Lara y Garzón. La impresión dominante es que la gravedad de Manolete se acentúa, debido a la gran pérdida de sangre que ha sufrido en la plaza.



MANOLETE CONFIESA CON EL CAPELLÁN DEL HOSPITAL.


LINARES 28.- (Última hora).- Manolete después de ser trasladado al hospital ha recibido tres nuevas transfusiones de sangre, con las mismas parece que ha reaccionado al extremo de que ha confesado con el Capellán del Hospital.


Se han recibido noticias de que han salido de San Sebastián en el coche del Conde de Villa Padierna la madre del diestro cordobés y el empresario señor Chopera.


Ha llegado el equipo de transfusión del doctor Maza, servido por el doctor García Treviño para poner a Manolete la transfusión continua de sangre preparada más la del plasma a fin de sostener la reacción que ha tenido hasta que llegue el doctor Jiménez Guinea.-CIFRA.


INFORMES DE ÚLTIMA HORA.- EL DIESTRO CONTINUA GRAVÍSIMO.-


Poco después de las tres de la madrugada preguntamos al Hospital Municipal de Linares acerca del estado del diestro cordobés.


Nos manifestaron que persistía la suma gravedad del herido confirmándonos las anteriores noticias trasmitidas desde Madrid, de que después de la última transfusión de sangre había experimentado ligera reacción.


A esa hora el número de pulsaciones era de 120 y la temperatura 36,8.


Por el Hospital habían desfilado numerosísimas personas para conocer el estado del herido siendo continuas las llamadas telefónicas que se reciben en el Hospital.


De la cabeza del herido no se separan su apoderado, el exdiestro Camará, y el rejoneador Álvaro Domecq.


A las cuatro de la madrugada eran esperados la madre del torero y el doctor Jiménez Guinea.”



Hasta aquí las primeras noticias de la cogida del diestro de Córdoba en Linares facilitadas por la Agencia CIFRA.


En 1973 Tico Media, entrevista a la madre de Manolete en su chalet de la Avenida de Cervantes en Córdoba.



“Hablamos con doña Angustias, la madre de Manolete, a sus 92 años para 93 en el salón de su hermosa casa que hace aproximadamente 30 años le regalara su hijo.


- ¿Cuándo se enteró de la cornada de su hijo en Linares? ¿Dónde estaba usted?


- Iba a cenar y entonces sonó el teléfono.


- Pero usted estaba en San Sebastián.


- En San Sebastián y como yo esperaba noticias de la corrida, pues, entonces dijeron que estaba un poco herido pero que, en fin, que me darían más noticias. Pero yo no esperé y me fui en seguida a la salita de estar y digo: yo voy a oír la radio porque tiene que dar la corrida y cuando oí aquello empecé a pegar gritos ¡Ay, niña que la cogida de tito Manolo es muy mala! ¡Ay, que está muy grave!


Y luego me trajeron para aquí, para Córdoba. Cuando yo llegué ya estaba él de cuerpo presente. Estaba metido en la caja en esta misma habitación.


- Desde entonces hasta ahora, ¿ha llorado usted mucho?


- ¡Ay, si señor, yo a mi hijo lo quería muchísimo. Él no se iba nunca sin entrar en la cocina y decirme: “Adiós, madre”. Con que ganas me decía ¡adiós madre!



Hoy se cumplen 63 años de la tragedia de Linares y posiblemente, en cada plaza española, se guarde un minuto de silencio por el Monstruo, porque su toreo, su inmensa figura y su hombría de bien aún siguen presentes en los aficionados que le vieron y en los que no le vieron, pero que se han adentrado en la Historia del Toreo.


¡Gloria a Manolete!



Por:José Mª Sánchez Martínez-Rivero.


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